El blog de madremuerta volverá próximamente

viernes, 31 de agosto de 2007

0021. Mi madre se agarró a la aleta de un enorme tiburón blanco


Estaba nadando en el océano cuando me encontré con mi madre manteniéndose a flote en el agua. Me miró y con una voz triste y cansada, como si llevará allí demasiado tiempo, dijo: "estoy atrapada y perdida, no hay atisbo de tierra por ningún lado". Me coloqué a su lado, “¡mamá, qué haces aquí!”. "No lo sé, me metí en el agua y mira donde he aparecido. Ahora quiero llegar a una orilla, tumbarme en la arena y disfrutar de la brisa y del Sol”. “Pero mamá, ¿cómo lo vas a hacer? Si ni siquiera sabes en qué punto del mar estas”. “Tienes razón, hijo, no tengo ni idea”. Se agarró a la aleta de un enorme tiburón blanco y comezó a alejarse, perdiéndose rápidamente en la distancia. “¡Mamá, vuelve, acabará arrastrándote más lejos aún de la costa y después te comerá!”. Ya desde muy lejos, la voz sonó: “Puede ser, pero no veo barcos a la vista”. Inmediatamente después, otro tiburón se acercó y me arrancó las dos piernas de un mordisco. Me desperté.

Me hice varias preguntas. "¿Cómo llegó mi madre a encontrarse sola en medio de un océano?" Supongo que no sabía que se estaba perdiendo, que se perdería tanto, ni que estaba perdida cuando se perdió del todo. Llegó a un punto en el que no era capaz de encontrar un camino de regreso a la playa. "¿Y por qué se agarró al tiburón?". No sé cuantos días llevaría allí, sola. Imagino que en su situación, cualquier remedio le parecería aceptable, ya que no era capaz de imaginar, ni vislumbrar, ni tampoco crear, una solución mejor.

0020. Delirio Tembloroso


El alcohol no mató a mi madre. La podría haber matado de cirrosis o de un accidente en estado de embriaguez si hubiera continuado bebiendo de forma abusiva durante más tiempo. Al retirársele su lento suicidio, optó por el rápido.

El psicólogo dijo que sólo había desarollado dependencia psíquica, y que era una suerte haberlo atajado en una fase temprana. ¿Por qué es tan peligrosa la dependencia física? Nos contó que si se llega a fases avanzadas, sucede que cuando se deja de consumir alcohol, el cuerpo reacciona de muy mala manera. Para que se entienda, digamos que se ha acostumbrado a tener cierta cantidad en su interior, y cuando ésta disminuye, envía señales desagradables para que le den más. El cuerpo experimenta los llamados “síntomas de abstinencia”. A las cinco horas después de dejar de beber puede aparecer dolor de cabeza, temblores, náuseas, vómitos, sudoración, calambres y alucinaciones. Entre las 5 y 30 horas puede comenzar a tener ataques epilépticos. En casos muy graves, pueden llegar a una última fase que se conoce como Delirio Tembloroso o Delirium Tremens. Como su nombre indica: deliran y tiemblan. Tienen alucinaciones muy bizarras, se sienten confusos, las pupilas se les dilatan, comienzan a sudar a chorros, la respiración y el latido cardiaco se aceleran y su temperatura corporal aumenta. Incluso podría ocasionarles la muerte.

Mi madre no llegó a esos extremos y abandonó esa senda tenebrosa antes de llegar a depender físicamente del alcohol. Menos mal, porque da igual que el inicio sea por mera curiosidad con cierto grado de inconsciencia añadida, o para huir de una realidad desagradable, o por disputas conyugales, o porque no le guste su cuerpo,o por sentimientos de soledad, ya que la aparente solución se convierte en un nuevo problema de tal magnitud que eclipsa el origen. Al cabo de un tiempo bebiendo como un Vikingo se habrá creado un problema cien veces mayor. Mi madre pensó que mejoraba una realidad amarga, y tal vez desde se punto subjetivo así lo sentía, pero su distracción la llevaba a otra situación peor.

jueves, 30 de agosto de 2007

0019. Asintió con la cabeza


Entró al salón. Apenas podía mantener la vertical. “Mamá, esto no puede seguir así, mírate”. “No me molestes hijo, estoy cansada”. “¡Yo sí estoy cansado, mamá!”. “A mí no me levantes la voz”. Se encerró en el baño, se arrodilló delante del retrete y comenzó a vomitar. Abrí la puerta. La agarré del cuello. “¡Qué haces!”. Ignoré sus quejidos. Tiré de ella con fuerza hasta ponerla de pie. Planté su cara delante del espejo. “¡Mira! ¡Mira en lo que te estas convirtiendo, mamá!”. Comenzó a llorar. “Suéltame”. Evitaba mirarse a los ojos. Trate de enderezar su cabeza. “Mírate he dicho”. El vómito manchaba su boca, su barbilla y mis dedos. “Suéltame”, “eres un monstruo, suéltame, suelta a tu madre”. “¡Qué es lo que ves, mamá! ¡En qué te has convertido”. Histérica, se retorcía y trataba de liberarse. La obligué a encarar su propio rostro. Durante dos segundos vio el reflejo de una mujer borracha, llorando como una cría, babeando, sostenida por su hijo furioso, desesperado, que ya había tenido suficiente. Gritó como un animal herido y me recordaba a los cochinos en las matanzas, tan fuerte, que me hizo aflojar mis manos. Corrió hacia su cuarto y cerró la puerta. Me senté en el sofá. A mis oídos llegaban sus sollozos contra la almohada. Me levanté. Intenté entrar a su dormitorio. Había echado el cerrojo. Me volví a sentar en el sofá. Comencé a llorar.

Pasó el domingo entero en su habitación. El lunes fuimos al psiquiatra. “Tu hijo me ha contado que has vuelto a beber. ¿Por qué lo has hecho?”. “No lo sé”. “Si no pones de tu parte, no te vas a poner bien. ¿Lo sabes verdad?”. Asintió con la cabeza avergonzada. “¿Por qué lo has hecho?”. “No sé”. “¿No lo sabes?”. “No lo sé, supongo que me siento mejor cuando bebo”. “Sabes que cuando te pones así, te haces daño a ti misma y a la gente que te quiere, ¿lo sabes no?”. Asintió con la cabeza. “¿Quieres hacer daño a la gente que te quiere?”. Afirmó con la cabeza. Como si de una confusión se tratara, negó con la cabeza inmediatamente después. “¿Quieres hacerte daño a ti misma?”… Afirmó con la cabeza. “¿Quieres hacerte daño a ti misma?”. “No, no quiero”. Entonces, “¿por qué has dicho que sí con la cabeza?”. “Porque me he equivocado”. “Si no quieres hacerte daño, ¿por qué no te tomas en serio el tratamiento?”. “Ahora si me lo voy a tomar en serio”.

Yo me aseguré personalmente de que se tomara sus pastillas. No volvió a beber hasta el día en el que se mató.

0018. Disulfiram


El Antabus es el nombre comercial de un fármaco llamado Disulfiram. Es lo que le recetaron a mi madre. Interfiere en la degradación del alcohol por parte del hígado. Al beber una copa, hace que se acumule en la sangre un producto tóxico llamado acetaldehído. Esto ocasiona unos efectos indeseables e intensos. A los 30 minuntos se dilatan los vasos sanguineos en cara, cuello y tórax. La persona se pone muy roja. Le dan ganas de vomitar, tiene dificultades para respirar, siente palpitaciones en la cabeza, el corazón se acelera, comienza a sudar y se siente confuso.

Era martes. No fui al instituto ni a trabajar. Pasé el día entero con mi madre. Vimos “La Ruleta de la Fortuna” y pedimos comida china. El miércoles entraba a las 8:30 a clase y salía a las 14:30. Comía en el instituto, estudiaba un poco y me iba a trabajar de cuatro a ocho en una tienda de ropa juvenil. De regreso, pasé por el bar y pregunté si mi madre había aparecido por allí. "No", me contestarón. Me alegré. Llegué a casa y mi madre estaba dormida. Se despertó y me contó que había dado un paseo y al volver se había tumbado para escuchar música relajante. "He pasado un buen día, tranquilita”. El jueves, cuando llegué, también estaba dormida. El viernes, una vecina me paró en el portal: “Tu madre ya no va al bar de siempre. Hoy la he visto salir del Bar de Eustaquio”. Entré a casa. Mi madre estaba dormida. Miré sus pastillas. Aparentemente sí las había estado tomando. Imaginé que las estaría tirando. Al día siguiente, sábado, no fui a trabajar. A mi madre le dije que sí iba. En realidad, di un paseo y regresé al cabo de una hora. Ella no estaba en casa. La esperé en el salón. A las siete y media, percibí su presencia detrás de la puerta. Tardó un minuto y medio en introducir la llave en la cerradura.

0017. "Yo no soy una borracha"


Mi madre nunca fue al médico aquejada de depresión. Pero, si me ciño a lo que dicen los manuales de psiquiatría, sé que ella pasó unos meses deprimida antes de comenzar a beber tanto. Presentaba varios de los síntomas depresivos del DSM-IV, como ya indiqué. Nunca supe el motivo de ese cambio en su estado de ánimo. Tal vez fuera la llegada del otoño. Tal vez fueran problemas hormonales. Tal vez, como dije antes, tuvo algún romance fallido del que no me había enterado. No lo sabía. Tampoco se lo pregunté. Era su vida privada.

Aproximadamente un mes y medio después de percibir que algo no andaba bien, que estaba más decaída que de costumbre, en Noviembre, comenzó a beber. Fue entonces cuando pensé que debía ir al médico. Era insoportable. Me llamaron cinco veces para que bajara a recogerla al bar porque estaba borracha. "¿Puedes bajar a recoger a tu madre? Tenemos que cerrar y no se quiere ir". La mayoría de los días, llegaba a casa ebria y desorientada. Tardaba diez minutos en abrir la puerta porque no atinaba con la llave en la cerradura. Le dije que quería que fuera al médico. Me contestó: “Yo no soy una borracha”. Insistí. Se puso agresiva.

Acudimos al médico de cabecera. Mi madre minimizaba el problema. “No bebo tanto, sólo una copita por las tardes”. Fuimos derivados al psiquiatra. Éste nos explicó que el alcoholismo es una enfermedad que produce una dependencia física y psíquica. Mi madre sólo había desarrollado la psíquica.

En una de las visitas al psiquiatra en las que entré con mi madre, recuerdo que la conversación fue así: “¿Qué te preocupa mujer? ¡Piensa en tu hijo!”. "Sí, eso es lo único que me da fuerza". “Pues entonces, mujer, piensa que haces daño a gente que te quiere y se preocupa por ti”. "Eso haré, doctor". “¿Estás dispuesta a dejar de beber? Esto es muy importante, saber que vas a poner de tu parte”. "sí doctor". “Dilo alto, más convencida mujer”. "SÍ" “Te voy a recetar estas pastillas. Sabes que si bebes hará una reacción en tu cuerpo y te pondrás malísima”. "Si, lo he entendido". "No puedes beber, ¿de acuerdo?". "No, no voy a beber". A los dos días estaba dándole a la botella de nuevo.

0016. Deprimida y alcohólica


Según los expertos, la gran mayoría de las personas que se suicidan presentan problemas psicológicos o psiquiátricos. Éstos afirman que "La enfermedad mental es un factor de riesgo para el suicidio". Los pacientes lo ven tal que así: "el suicidio es el fin de mi vida enferma".

Las enfermedades mentales que más se asocian al suicidio lo constituyen el grupo de "las alteraciones del estado del ánimo". En el diccionario, el estado de ánimo es "estar triste", "alegre", "abatido"… El hecho de que esté alterado se refiere a que se está mucho tiempo triste y a que se es incapaz de remontar a un estado más alegre. Es lo que conocemos como depresión, tan escuchado hoy en día. Otra ejemplo de alteración del estado de ánimo podría ser el trastorno bipolar, en el que las personas oscilan entre una gran tristeza y una euforia exagerada. De ahí el nombre, porque van de un polo a otro. Mi madre no era bipolar, sino que estaba deprimida a secas. Además, lo he mirado y reúnía los requisitos del DSM-IV. Las siglas significan “Diagnostical and Statistical Manual of Mental Disorders IV”, que traducido sería “La cuarta versión del manual diagnóstico y estadístico de las enfermedades mentales”. Es el libro de referencia de los psiquiatras.

¿Cómo es una madre con el estado de ánimo por lo suelos? Pues en el caso de mi madre, a diario se sentía triste. A veces se ponía a llorar. Perdió el interés y la capacidad de disfrutar en casi todas las actividades que solía realizar. Ultimamente ni veía la ruleta de la fortuna por las mañanas. La recuerdo viendo alguna serie de humor con las que normalmente se reía, y ni siquiera sonreía. Además presentaba insomnio, y se levantaba muchas veces por la noche. Luego no se despertaba hasta las tres de la tarde. Estaba fatigada, y daba la impresión de no tener energía para nada. Ni para lavarse. Áreas importantes de su vida se habían visto deterioradas. Ya no quedaba con Pilar para tomar café. Ya no iba a trabajar. Ya no hacía nada. Su muerte en vida había comenzado.

Hacía tiempo que comenzó a buscar consuelo en el alcohol. Bebía muchísimo. A veces me llamaban del bar para que bajara a buscarla. Se ponía arisca y agresiva, y me bufaba, a la vez que gritaba "déjame en paz, ya soy mayorcita para que me digan cuando tengo que irme a casa". Fuimos al médico de cabecera. Éste la derivó al psiquiatra. Fue diagnosticada de Alcoholismo. El médico se centró en tratar su adicción. Le recetó unas pastillas llamadas Antabus. Esto ocasionaba que cada vez que bebiera, su cuerpo no procesara bien el alcohol y le sentara fatal. Dejó de beber.

Su depresión la condujo al alcoholismo, y después, el dejar de beber le hacía sentirse aún más triste, y al final se potenciaron la una a la otra, el alcoholismo a la depresión y viceversa.

0015. Desenterrando la raíz


He hablado mucho de la importancia de la imitación en nuestra forma de pensar, en lo que nos produce alegría, en lo que nos produce dolor, en las decisiones que tomamos y en la forma en la que actuamos. He dicho que es posible que mi madre tuviera el impulso o más bien la premeditación de suicidarse porque su cerebro estaba imitando a otros suicidas. Algunos buscan su superación mediante el diálogo, otros mediante las pastillas, a algunos les funciona, a otros no, y mi madre saltó por la terraza. Ella optó por este método para acabar con su dolor considerándolo una solución válida.

Además de la influencia de los medios de comunicación, si mi madre se suicidó, era porque tenía una enfermedad mental de base que la condujo al punto de su drástica decisión. No voy a centrarme únicamente en el medio que ella vislumbró como solución a su malestar, sino en la enfermedad o enfermedades que le condujeron a ello: estaba deprimida y era alcohólica.

Así que sigo investigando, tratando de desenterrar la raíz para así poder comprender como es posible que se dejara matar a merced de la fuerza de la gravedad, y de esta manera me encuentro con que, además de ciertos factores como la imitación y el condicionamiento que crea nuestra realidad o Matrix, existe otra amenaza: lo que llaman “enfermedad mental”.

miércoles, 29 de agosto de 2007

0014. Fotocopias con Fallos


Al igual que podría ocurrir al diseñar un programa informático, sólo es necesario que la copia original tenga fallos para que todas las demás también los tengan, porque serán meras reproducciones de la primera.

Al fusionarse el óvulo y el espermatozoide, dan lugar a una célula que llamamos cigoto. El cigoto se divide en dos. Esas dos se dividen en cuatro. Esas cuatro, en ocho… Finalmente darán lugar a una criatura de apariencia humana. Esa única célula será la que originará todo ese complejo conjunto de órganos y sistemas que somos nosotros. Si la célula originaria tiene una mutación, toda su descendencia celular también contendrá ese código genético defectuoso.

O más fácil aún, si fotocopiamos una carta con faltas de ortografía o instrucciones erróneas, esto será lo que encontremos en todas las copias.

El aprendizaje humano se basa en gran medida en la imitación. El cerebro humano copia los comportamientos y esquemas mentales de una persona que actúa como modelo, instructor, educador o guía (da igual el nombre). Si la copia original transmite algo equivocado, toda la masa que lo siga, ya se trate de cien personas, mil o un millón, todos estarán equivocados.

Todo este condicionamiento es invisible y por medio del lenguaje es enmascarado con la palabra “normal”. Normalidad sólo significa que “la masa así lo asume”. La masa es “un porcentaje elevado de la población”. No tiene nada que ver con que sea ventajoso o no, ya que, como hemos visto, el cerebro funciona, simplemente imitando.

0013. Bombardeo constante



Todas nuestras creencias y reacciones conforman nuestra realidad y poco podemos hacer para evitarlo cuando el bombardeo es y ha sido constante durante toda nuestra vida. Es tan difícil como tratar de disimular con maquillaje las arrugas en la piel de una anciana de 93 años.

La televisión nos muestra una y otra vez lo doloroso que tiene que resultar una ruptura sentimental y, por la manera en la que funciona nuestro cerebro, mediante la imitación, esa reacción se integra en nuestro software. Si la actriz de turno rompe a llorar y tira toda la ropa por la ventana, cuando suceda en el mundo real, esa será la situación que se ejecute en nuestro cerebro al experimentar una vivencia similar.

Las reacciones imitadas no son solo el suicidio. Gran parte de la respuesta emocional negativa, es decir, el sufrimiento, es magnificado gracias a lo que hemos visto y oído. ¿Cómo no vamos a ver problemas enormes y fantasmas cuando todo el mundo siempre los ha visto y nos los ha hecho ver? ¿Y cómo vamos a evitar que conforme nuestra realidad o Matrix si estamos recibiendo esa información continuamente en las series, películas, canciones, prensa, amigos y allegados, familiares, y peor aun, cuando está integrado en nuestro ocio? No lo vemos porque pagamos en el cine para entretenernos, sin embargo, mientras tanto, nuestro cerebro está realizando conexiones neuronales, asociando recuerdos e imágenes a emociones, para qué, en el momento en el que esa misma situación ocurra en nuestra realidad, reacciones totalmente igual, sintiendo el mismo dolor fingido por los actores. Repito esto: ver que algo debe hacer daño hace que esa sea la realidad. Por supuesto que no estoy hablando del dolor inevitable, sino del exagerado. A raíz de ver ese sufrimiento, sus detonadores y efectos, ejecutamos las mismas reacciones,como pudieran ser llorar, romper un mueble, gritar y en casos más extremos o en personalidades más vulnerables, suicidarse.

0012. Reuniendo más pistas sobre el Monstruo


En el apartado titulado “Ébola VS Gallinas” mencioné dos características de los monstruos causantes del sufrimiento. Ahora, analizando todo lo dicho, puedo citar cuatro:

1. Están integrados en nuestra realidad condicionada o Matrix.

2. Están siendo enviados constantemente de unas personas a otras y a gran escala por los medios de comunicación.

3. Son invisibles.

4. Son apetecibles, o al menos, el vehículo en el que viajan sí lo resulta. Forman parte de nuestro ocio. Es decir, que no sólo no lo vemos, sino que somos nosotros los que vamos a tomarlo a raudales. Hasta pueden resultar adictivos.

0011. Big Macs, Phoskitos y Cianuro


Nosotros respiramos para que respiren nuestras células. Es decir, que introducimos oxígeno en nuestros pulmones, de allí pasa a la sangre, y de ésta, a las células. Bien, pues el cianuro es un veneno que actúa bloqueando la respiración de nuestras células. Para las células es como si las estrangularan. Y sabiendo esto, ¿qué es más peligroso? ¿Beberse un bote de cianuro o comer Big Macs y Phoskitos a diario? Sin lugar a dudas, el cianuro nos mataría enseguida ya que es potencialmente letal. Pero, ¿quién iba a beber (a parte de mi madre o Yukiko en sus días grises) de un frasco que tuviera el símbolo de "peligro tóxico"? Al analizar lo que más muertes se cobra, vemos que no son aquellos productos altamente venenosos, sino los que no producen efectos a corto plazo y son tremendamente apetecibles. Es decir, que es mucho más peligroso el veneno que uno decide llevarse a la boca. ¡La calavera sobre el fondo naranja en la etiqueta del frasco de cianuro está diciendo a gritos “no me ingieras”! ¡El cigarrillo te pide a gritos “fúmame”, “fúmame por favor”, “méteme en tu boca e inhálame”! La hamburguesa te dice "devórame enterita". Son unos seductores. De mi abuela y otras ancianas varias escuché numerosos refranes que aluden a este tipo de amenazas: “El que avisa no es traidor”, “perro ladrador poco mordedor”. Pero más peligroso que el que no avisa ni ladra es aquel que trata de embaucarte. Sin duda el lobo más peligroso es aquel que se disfraza de cordero, y no hace falta explayarse en explicar los motivos.

0010. Tirada en la cama, mirando la tele y no viendo nada


He encontrado esta canción en un CD de Amaral de mi madre, y dice así: “Sin ti no soy nada (…). Solía pensar que el amor no es real, una ilusión que siempre se acaba. Ahora sin ti no soy nada”. Da a entender que se ha acabado la relación sentimental y que se siente tan inmensamente mal que se ha quedado, como dice la letra, "tirada en la cama, mirando la tele y no viendo nada". Dicho de otra manera: hecha una braga. Así se quedó mi madre. Sin ganas de vivir, en una especie estado vegetativo. Me pregunto si ella tenía alguna relación sentimental secreta de la que no me haya enterado. ¿Y si mi madre hubiera vivido un romance que acabó de manera brusca, inesperada y no deaseada, o como se llama también, "de mala manera"? En ese caso, supongo que asociaría la ruptura condicionada con canciones como ésta por un lado, y luego el suicidio a lo Yukiko o Romeo y Julieta por otro. Y de Oca a Oca, me suicido que ya toca. Efectivamente, como la protagonista de la canción de Amaral, todos estamos mirando en la tele y no viendo nada. NO VIENDO NADA.

Puede considerarse que esta canción simplemente pretende describir unos sentimientos que surgen en una persona que ha finalizado una relación sentimental (ya sea por decisión de uno de los dos, por incumplir las reglas del juego, o porque a uno le haya atropellado un autobús). Pero a parte de describirlo, también contribuye seguir condicionando, a hacer que miles de personas, en lugar de pensar en soluciones, simplemente le pongan ritmillo a su letargo. Suena muy bien, no digo que no. Pero lo mismo sucede con un Big Mac, que sabe delicioso, pero es escaso en nutrientes y rico en grasas trans. Las grasas trans son esas que se pegan a las arterias, las dañan y producen infartos a la larga. Pero sabe tan bien que lo dejamos pasar. Es así como nos las meten dobladas.

El hecho de que comente el efecto condicionador de los medios de comunicación no implica que no comparta el dolor que se siente ante ciertos acontecimientos de la vida. Soy consciente de que se pasa mal, y que a veces, el mero hecho de escuchar una letra que parezca expresar claramente nuestro dolor, el pensar que hemos encontrado a alguien que nos comprenda, sirve realmente de consuelo. Sé que el dolor existe. Sé que el sufrimiento existe. Y no critico a quien sufre. No es de lo que estoy hablando. Esto se extiende a otras esferas, donde se nos prepara para sufrir más de lo necesario y hasta niveles desproporcionados. No estoy hablando de no empatizar con quien sufre, sino de dejar de crear "más y más".

0009. No Puedo Seguir Viviendo si es sin Ti


En 1774 se publicó la novela “The Sorrows of Young Werther”, que traducido sería “Las Penas del Joven Werther”, de Goethe. El protagonista se pega un tiro tras un mal de amores, y poco después de su publicación, numerosos hombres, identificados con su dolor, estaban suicidándose de la misma manera. Esto ocasionó la prohibición del libro en varios lugares. Es por esto que se utiliza el término “Efecto Werther” al referirse a suicidios imitados. Ejemplos de personajes famosos que han inspirado suicidios en cadena por imitación son el cantante Kurt Cobain, o la ya mencionada Yukiko Okada. Parece ser que la gente tiende a imitar a aquellos con los que se identifican, que les resultan similares.

En muchos países existen códigos que regulan la publicación de suicidios para evitar influenciar a los lectores o espectadores, como en Noruega, Brasil o Turquía. En Australia y el Reino Unido se trata de orientar a los periodistas en la manera de dar noticias relativas a suicidios.

Sé que a mi madre le gustaba el drama. Veía numerosas películas que se clasificaban bajo la denominación de “románticas”, aunque los personajes vivían más bien en una especie de tortura psicológica en el nombre de su concepción del amor. Sí, a ella le encantaban esas series donde las parejas rompían, se volvían a juntar, se engañaban, los hijos se volvían drogadictos, para después desengancharse y tener un accidente y quedar paralíticos… Era asidua al culebrón, a la teleserie, a la telenovela o al dramón, llámese como se quiera. Pero el drama no sólo provenía de la televisión o de la prensa escrita. Con las canciones ocurría exactamente lo mismo. La tendencia a exagerar situaciones amorosas provocaba que el dolor emocional de la situación real cobrara un peso y una profundidad muchísimo mayor. No es lo mismo cortar una relación con una pareja sentimental de cuatro años que perder a “mi todo en la vida”. Recuerdo haber oído a mi madre escuchar canciones que decían “I can’t live if living is without you” (“no puedo seguir viviendo si es sin ti”) “…me acuerdo de ti, y mi mundo se hace trizas” de Cristina Aguilera, o las letras de Maná… “desesperado en el olvido”. Es horroroso, porque suena bien y es pegadizo, por lo que resulta atractivo y se instala en el cerebro. La melodía y el ritmillo lubrica el mensaje para penetre fácilmente en tus neuronas de forma automática e inevitable.

En muchos de los programas que se ven en la televisión, el suicidio es tratado de manera simplista, justificándolo con eso del "sufrir por amor" y los corazones rotos, la dignidad o el honor dañado. De nada se aludía a las causas sociales o psicológicas, ni a los aspectos perturbados de la personalidad del suicida, como el no buscar o imaginar otras soluciones a su problema, la excesiva dependencia emocional hacia su pareja, la autocompasión exagerada, la falta de otras expectativas o metas en la vida… Los medios no sólo han condicionado la manera de morir creyéndose un romántico con causa o un héroe, sino que también han influenciado en la magnitud de las emociones asociadas a los temas que llamamos sentimentales como son las rupturas, cuernos, celos, y demás dramas y dilemas.

martes, 28 de agosto de 2007

0008. Los seres humanos imitamos todo


Al igual que los niños pequeños se llevan todo a la boca, da igual que sea un trozo de pan, un chupete, un calcetín sudado, o peor aún, una botella de lejía, nuestras mentes absorben patrones de comportamiento o costumbres de la gente que nos rodea. Y a esto se debe la preocupación de los padres en cuanto a las compañías de sus hijos. Sí, por la llamada "buena" o "mala" influencia que pudieran ejercer aquellas amistades, o dicho de otra manera, por aquello que pudiéramos copiar. ¿Y A qué se debe la imitación? Simplemente: nuestro cerebro esta programado para ello. Es una de las maneras que tenemos de aprender. Así se explica como se pega el acento extranjero al pasar unos días en otra región del país donde hablan de manera diferente. Los seres humanos tendemos a imitar todo aquello que nos resulta llamativo. También solemos imitar a aquellas personas que admiramos o que la mayoría social idolatra ya que, consciente o inconscientemente, deseamos parecernos a ellos. Pensamos que así tendremos más éxito, seremos más reconocidos, ligaremos más, haremos más gracia, y en muchos casos, es posible que así sea, no digo que no. En otros casos es simplemente para ser aceptados por el grupo del que se forma parte o en el que uno se pretende integrar. Ahora no se trata de analizar ni los mecanismos ni los motivos, sino dejar clara una realidad: los seres humanos nos imitamos los unos a los otros. Da igual que lo que imitemos sea beneficioso o perjudicial, lo absorbemos igualmente. Da igual que la persona esté delante de nosotros en carne y hueso o sea un personaje de ficción visto en la televisión o leído en un cómic, lo copiamos.

Esto explica como nuestra realidad o Matrix se puede condicionar a través de los medios de comunicación. Si vemos a personas que sufren todo el tiempo, que se toman la vida a la tremenda o que tienen un sinfín de problemas… ¿No podríamos imitarlos aunque no nos diéramos cuenta?
La pregunta es: ¿La televisión está tratando de reflejar nuestra realidad o la está creando? O dicho de otra manera, ¿estas historias se adaptan a lo que nos sucede, o tal vez, no seremos nosotros los que tratamos de adaptarnos a ellas? E independientemente a la respuesta a esas preguntas, ¿no tendrían la televisión y los medios de comunicación un potencial para mostrar una realidad mejor, y así crearla, en lugar de distraernos y restregarnos una y otra vez lo problemáticas que tienen que ser nuestras vidas? ¿Estamos aprendiendo qué cosas debemos considerar problemas y a reaccionar de una manera exagerada cuando podría ser de otro modo menos perjudicial para nosotros mismos y para la sociedad en general?

0007. "Morir como tú, Yukiko"


Yukiko Okada, también conocida como Yukko, fue una cantante japonesa idolatrada por numerosos jóvenes y no tan jóvenes. Nació en 1967. En 1986, murió. Tenía 18 años y se suicidó. Se tiró desde el séptimo piso del edificio de su discográfica. Lo que me llama la atención de esta historia no es que el método empleado sea el mismo que el utilizado por mi madre, sino que su suicidio fue imitado por numerosos jóvenes. Por este motivo lo llamaron el Yukko Syndrome o Efecto Yukiko.
Lógicamente, el suicidio no afectó a todos sus fans, pero sí a los más inestables emocionalmente o a los que ya tuvieran algún estado mental alterado de base. La imitación de su muerte fue la guinda que le pusieron a su malestar, por así decirlo. Sé que mi madre no era fan de Yukiko. Posiblemente ni supiera quien era. Pero… ¿y si imitó el suicidio de algún otro sitio?

lunes, 27 de agosto de 2007

0006. Virus Ébola VS una gallina


Imagino que la fuerza de los monstruos que más daño pueden hacer reside en el hecho de ser invisibles. Supongo que para eso la gente va a ver al psicólogo, para que traten de desenterrar la raíz del problema. Mi madre fue al psicólogo, pero no sirvió de nada. No he dicho que los psicólogos no sirvan de nada, sino que a mi madre no le valió. Y dejando a los psicólogos para otro momento, estaba pensando en que la fuerza de esos monstruos reside en dos puntos:

A. Que forman parte de nuestra realidad condicionada o Matrix.
B. Son invisibles.

Sin lugar a duda, lo que no vemos nos puede hacer más daño que lo que sí vislumbramos. Si el virus del Ébola tuviera el tamaño de una gallina, podría tomar medidas para que no se colara en mi interior y me matara de fiebre hemorrágica. El peligro está en que no se ve venir, y si viene, poco se puede hacer porque es demasiado pequeño. También sucede lo mismo con la publicidad engañosa, que parece bueno porque se omiten las características que podrían hacer que rechazásemos lo que nos quieren vender. En otros casos se miente descaradamente diciendo que el producto hace cosas que no hace. Con “la letra pequeña” ocurre tres cuartos de lo mismo, que no la ves, o es tan pequeña que no te apetece ni verla, y firmas algo que es contraproducente para ti.

Recapitulando lo pensado, deduzco que monstruos invisibles se cuelan en nuestro matrix y nos hacen sufrir. Hay personas que, llegados a un umbral de sufrimiento, optan por dejar de vivir.

0005. Mi madre tenía monstruos en su Matrix


A los cinco años de edad, sentía un pánico atroz a dormir con la luz apagada. Pensaba que monstruos y fantasmas saldrían de las sombras. Aquello me daba muchísimo miedo. Ese era mi Matrix, y aquellas historias llegaron a mi mente a través de invenciones que les contaban los padres a los hijos generación tras generación… Mis padres lo implantaron en mi cerebro, y a consecuencia de ello, yo lo pasaba mal. No digo que lo hicieran adrede, pero lo hicieron. Por suerte, con los años, descubrí que no existían y que no pasaba nada por dormir con la luz apagada… Menos mal. Sin embargo, existe un problema cuando los monstruos y fantasmas adoptan otras formas y siguen vivos también en las realidades de los adultos… Imagino que en la realidad condicionada o Matrix de mi madre habría monstruos horribles. Sólo así me explico que prefiriera la muerte a seguir viviendo. ¿Cuáles eran esos monstruos? ¿Por qué no pudo vencerlos?

0004. Nuestro Matrix


Después de la imprevista llorera del otro día tras encontrar esa canción en youtube (Somewhere over the rainbow), decidí volver a ver la película The Matrix. Hacía mucho que no la veía, desde que se estrenó en 1999. He estado pensando… A esta película se la clasifica como ciencia ficción, aunque tiene más similitud con nuestra realidad de lo que aparenta a simple vista. Todos vivimos en una realidad creada e implantada en nuestras cabezas. Aunque no se trate de un programa informático al que estamos conectados, sí se ha implantado en nuestro cerebro un conjunto de ideas, gustos, creencias, deseos, miedos y reacciones ante diversas situaciones. Vivimos en nuestra realidad condicionada. Han creado nuestro Mundo… O debería decir, nuestro Matrix.

La realidad en que se vive en la película The Matrix está almacenada en una computadora y es introducida en las mentes humanas a través de un cable. Nuestra realidad condicionada o nuestro Matrix es introducido en nuestras mentes a través de nuestros ojos y oídos, y está almacenada en la televisión, el cine, las canciones, los profesores, sacerdotes, nuestros familiares, amigos y conocidos… Sí, al igual que en cierto día, esa información les llegó a ellos, a nosotros también nos transmiten los datos que conforman nuestra realidad aprendida o condicionada, es decir, nuestro Matrix.

sábado, 25 de agosto de 2007

0003. Feliz Cumpleaños...


Hoy es el cumpleaños de mi madre. No he podido podido dejar de pensar en ella durante todo el día. He intentado no llorar ni caer en ciclos redundantes de pensamientos melancólicos, y casi lo había conseguido, hasta que escuché esta canción que me recordó a ella. Imaginé que ahora mi madre estaría en algún lugar como el que describe la canción... En algún lugar más alla del arcoiris, en un mundo maravilloso, disfrutando del brillo del Sol, del azul del cielo, de una libertad y calidez que aquí no conocía, la visualicé con gente amable, sintiéndose realmente querida y apreciada...

0002. Se puede volver en nuestra contra


Los animales no se suicidan. Puede resultar tremendamente obvio, pero no por ello deja de ser importante para indicarme hacia donde debo encaminar mi investigación. Hay algo específico de nuestra especie que puede llevarnos a querer dejar de existir. Sin duda, lo que más nos caracteriza es el desarrollo de nuestro cerebro, especialmente la corteza cerebral. Hay algo de ella que se puede volver en contra nuestra, confundiéndonos, volviéndolo todo gris y tenebroso.

viernes, 24 de agosto de 2007

0001. ... contra la acera




No puedo dejar de pensar en ello. Eran las 12:34. Mi madre salió a la terraza y saltó, estrellándose contra la acera. Murió. Han pasado seis meses, y aún no lo entiendo. ¿Qué era lo que le pasaba? ¿Qué le sucede a alguien para querer quitarse la vida? Desde ese momento me hice la promesa de averiguarlo. Esa sería (y es) mi meta.

Espero no sólo compartir mi dolor. Deseo sacar algo en claro de todo este asunto. Hubo una época en la que mi madre deseaba vivir, estaba alegre y radiante. ¿En qué momento se comenzó a truncar todo?