
Me despierto. El piso está empantanado y el agua me llega al cuello. ¿De dónde viene? Mi madre está ahogándose. Entonces sé que estoy soñando: “¡Mamá, qué haces!”. “¡Intento subsanar esta avería, hijo, pero no sé donde está la tubería rota”. Intenta sacar el agua por las ventanas con un cubo, pero sale más, y más, y está a punto de ahogarse. ¡Ayúdame hijo!”-grita.
Al no ser un pez, y no poder respirar debajo del agua, una buena ayuda inmediata sería una escafandra y bombona de oxígeno, por ejemplo. No es la solución definitiva pero es un medio para sobrevivir en el entorno hostil, al menos hasta que el remedio aguante. Además puede servir para intentar sumergirse y llegar a reparar el origen de la inundación. Con el traje de buzo puesto, hay que llegar al núcleo, a la tubería rota. Entonces, tal vez no pueda cerrarla, sólo saber cual es, y señalarla. Pero esto también es importante, porque con el tiempo, otros tal vez la cierren, o podrán revisar su instalación con la suficiente antelación para evitar que sus casas, mundos y mentes también se inunden. Entonces, ser humano se convertirá en una experiencia más saludable.
En numerosas ocasiones nos ahogamos en nuestras vidas, y podemos subsistir si tenemos un buen cubo con el que sacar el agua por la ventana. Pero a veces, el agua nos cubre del todo. Entonces necesitamos otra solución urgente, como la bombona de oxígeno. Necesitaremos parches uno tras otro hasta que encontremos el origen. ¿Y podremos repararlo? ¿o veremos la grieta y la ignoraremos? ¿Subestimaremos los peligros y riesgos como hizo el Capitán del Titanic? ¿O nos negaremos como sadomasquistas a pesar de verlos o sentirlos en nuestras carnes? ¿Llegaremos a ser aquella especie animal que dependa de paliativos durante toda su vida? El ser humano, la criatura de la queja y agonía eterna, por los siglos de los siglos.
En nuestra sociedad, los problemas resultan cada vez más y más frecuentes, tanto en variedad como en número, lo que indica que el caudal no se cierra. Más bien la grieta se agranda. El individuo intenta buscar apoyos externos o distracciones, o cambia de escenario hasta que la misma situación vuelva a sucederse y entonces tampoco sabrá como reaccionar. No puede cerrarlo, porque no sabe y además está incapacitado por su rigidez mental. Llamará a psicólogos, psiquiatras, terapeutas de pareja o cualquiera que se haga llamar “experto” en cualquier materia, que le podrán ayudar a seguir echando más agua por la ventana.
Me niego a seguir así. Bucearé hasta dar con esa cañería rota, por muy profunda que esté.

1 comentario:
Me ha gustado mucho lo que has escrito.. sigues por aquí?
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