
El Antabus es el nombre comercial de un fármaco llamado Disulfiram. Es lo que le recetaron a mi madre. Interfiere en la degradación del alcohol por parte del hígado. Al beber una copa, hace que se acumule en la sangre un producto tóxico llamado acetaldehído. Esto ocasiona unos efectos indeseables e intensos. A los 30 minuntos se dilatan los vasos sanguineos en cara, cuello y tórax. La persona se pone muy roja. Le dan ganas de vomitar, tiene dificultades para respirar, siente palpitaciones en la cabeza, el corazón se acelera, comienza a sudar y se siente confuso.
Era martes. No fui al instituto ni a trabajar. Pasé el día entero con mi madre. Vimos “La Ruleta de la Fortuna” y pedimos comida china. El miércoles entraba a las 8:30 a clase y salía a las 14:30. Comía en el instituto, estudiaba un poco y me iba a trabajar de cuatro a ocho en una tienda de ropa juvenil. De regreso, pasé por el bar y pregunté si mi madre había aparecido por allí. "No", me contestarón. Me alegré. Llegué a casa y mi madre estaba dormida. Se despertó y me contó que había dado un paseo y al volver se había tumbado para escuchar música relajante. "He pasado un buen día, tranquilita”. El jueves, cuando llegué, también estaba dormida. El viernes, una vecina me paró en el portal: “Tu madre ya no va al bar de siempre. Hoy la he visto salir del Bar de Eustaquio”. Entré a casa. Mi madre estaba dormida. Miré sus pastillas. Aparentemente sí las había estado tomando. Imaginé que las estaría tirando. Al día siguiente, sábado, no fui a trabajar. A mi madre le dije que sí iba. En realidad, di un paseo y regresé al cabo de una hora. Ella no estaba en casa. La esperé en el salón. A las siete y media, percibí su presencia detrás de la puerta. Tardó un minuto y medio en introducir la llave en la cerradura.

2 comentarios:
Y luego q pasó???
Si que sucedió..nos dejaste en ascuas que pasoooo????
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