
Mi madre nunca fue al médico aquejada de depresión. Pero, si me ciño a lo que dicen los manuales de psiquiatría, sé que ella pasó unos meses deprimida antes de comenzar a beber tanto. Presentaba varios de los síntomas depresivos del DSM-IV, como ya indiqué. Nunca supe el motivo de ese cambio en su estado de ánimo. Tal vez fuera la llegada del otoño. Tal vez fueran problemas hormonales. Tal vez, como dije antes, tuvo algún romance fallido del que no me había enterado. No lo sabía. Tampoco se lo pregunté. Era su vida privada.
Aproximadamente un mes y medio después de percibir que algo no andaba bien, que estaba más decaída que de costumbre, en Noviembre, comenzó a beber. Fue entonces cuando pensé que debía ir al médico. Era insoportable. Me llamaron cinco veces para que bajara a recogerla al bar porque estaba borracha. "¿Puedes bajar a recoger a tu madre? Tenemos que cerrar y no se quiere ir". La mayoría de los días, llegaba a casa ebria y desorientada. Tardaba diez minutos en abrir la puerta porque no atinaba con la llave en la cerradura. Le dije que quería que fuera al médico. Me contestó: “Yo no soy una borracha”. Insistí. Se puso agresiva.
Acudimos al médico de cabecera. Mi madre minimizaba el problema. “No bebo tanto, sólo una copita por las tardes”. Fuimos derivados al psiquiatra. Éste nos explicó que el alcoholismo es una enfermedad que produce una dependencia física y psíquica. Mi madre sólo había desarrollado la psíquica.
En una de las visitas al psiquiatra en las que entré con mi madre, recuerdo que la conversación fue así: “¿Qué te preocupa mujer? ¡Piensa en tu hijo!”. "Sí, eso es lo único que me da fuerza". “Pues entonces, mujer, piensa que haces daño a gente que te quiere y se preocupa por ti”. "Eso haré, doctor". “¿Estás dispuesta a dejar de beber? Esto es muy importante, saber que vas a poner de tu parte”. "sí doctor". “Dilo alto, más convencida mujer”. "SÍ" “Te voy a recetar estas pastillas. Sabes que si bebes hará una reacción en tu cuerpo y te pondrás malísima”. "Si, lo he entendido". "No puedes beber, ¿de acuerdo?". "No, no voy a beber". A los dos días estaba dándole a la botella de nuevo.

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