El blog de madremuerta volverá próximamente

jueves, 13 de septiembre de 2007

0059. El desplazamiento de Trinidad y mi gato asustado


El jefe de mi madre tenía problemas en su casa y entonces llegaba al trabajo y trataba mal a sus empleadas. Mi madre volvía a casa cabreada y me gritaba a mí. Después me decía, “hijo, lo siento, pero es que he tenido un mal día, mi jefe se está divorciando y lo paga con nosotras”. Algo similar sucedía con mi profesora de historia, que algunos días venía contenta, y otros acudía a clase con la cara mustia, como estreñida, y nos humillaba. Recuerdo que cierta mañana no supe responder a la pregunta “¿En qué tres periodos estuvo en vigor la Constitución de 1812?”. “No lo sé” – contesté. “Con alumnos así de motivados, a una se le quitan las ganas de dar clase, mira que lo dije ayer, ¿dónde estabas? ¿Pensando en la película porno de los viernes?” El comentario de aquella señora estaba totalmente fuera de lugar. La gente se comenzó a reír, y pensé que debería estar bien o mal jodida en casa para venir con esos humos. Parecía que provocarle risas a los demás le levantaba el ánimo, y la mujer siguió ensañándose. “Muy bien, ahora dime, ¿cuándo fue el Trienio Liberal?”. “No lo sé, no he estudiando aún”. “Para qué insisto, me preguntó yo”. Con cara de pesadumbre, Trinidad (que así se llamaba ella) dictó sentencia: “Muy bien, visto vuestro interés, vais a coger un folio porque os voy a poner un examen. Escribid Constitución de 1812, dos puntos, contexto histórico, contenido y periodos de vigencia. Tenéis 20 minutos. La nota de este examen la tendré en cuenta para el final. Así os acostumbraréis a estudiar en casa todos los días”. Después de la prueba escrita, algunos compañeros me dijeron, “no te preocupes, esta mujer lo que necesita es un polvo que le quite la tontería”, pero otros me miraban con odio y recelo, como si yo tuviera la culpa de la neurosis de la maestra. Les daba igual, necesitaban un saco de boxeo y desplazaron su frustración hacia mí. Y yo, cuando llegué a casa, lo pagué con el gato. Estaba tumbado en mi cama y le dije, “quita de ahí coño”, tiré de la manta y salió corriendo. Pero como el mosqueo era grande, también tenía suficiente para mi madre. Se asomó a mi cuarto y le increpé "¡estoy durmiendo hostia, es que no puedes tener cuidado!", algo que relajado no hubiera dicho. Estaba muy tenso. Esa señora me había amargado la mañana, provocando una reacción en cadena que habría empezado en vete a saber donde.

Para los psicólogos, un “mecanismo de defensa” o “estrategia de afrontamiento”, es un método que usan los individuos para reducir su ansiedad valiéndose del uso del lenguaje o de determinadas acciones o rituales. Pueden auto-engañarse, mentirse, distraerse, o en el caso del mecanismo llamado “desplazamiento”, tratan de reducir su ansiedad volcando su frustración o rabia en otros. Curiosamente, esto se da tanto en humanos como en chimpancés. Funciona tal que así: El trabajador tiene problemas con su jefe. Como no se puede desahogar con él, cuando llega a casa, discute con su mujer sin motivos aparentes, o se los inventa, o los provoca.

Estoy describiendo características humanas y de nuestro entorno que pueden influir en nuestro estado de ánimo de manera perjudicial. Este es un mecanismo que sucede constantemente, y otra forma en la que el malestar se trasmite de unas personas a otras. La gente frustrada frustra y en el Mundo es lo que más abunda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

He llegado a tu blogspot por casualidad, no sé qué será de ti ahora, pero estoy segura de que eres o serás un magnífico escritor