
¿Y qué sucede si no somos conscientes de que proviene de nuestro interior, de nuestro condicionamiento (grabado en nuestro cerebro) por cómo nos han enseñado a reaccionar y a afrontar la vida? Entonces nunca estaremos en paz, porque siempre existirá una causa externa a la que culpar, ya sea “mi pareja que me abandonó”, “las enfermedades mentales”, “el alcohol”, “los genes”, “los neurotransmisores”, “la muerte de un ser querido”…

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