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viernes, 7 de septiembre de 2007

0039. El deseo se convierte en obsesión generadora de ansiedad


Los deseos pueden adoptar diversas formas, ya sea un objeto, que otra persona permanezca a nuestro lado, que nos muestren afecto, que nuestros hijos obedezcan, que nuestros padres nos den palabras de aliento, ser más guapos, que nos pidan disculpas, una venganza, que algo no hubiera pasado... Nos apegamos a ellos y nos encontramos tan absortos que no vemos con claridad. Funcionamos de manera automática, con una fuerza mental que nos empuja hacia ellos y de la que somos inconscientes. Realmente, perseguir lo que deseamos deja de convertirse en una opción para ser una obsesión. Pensamos que si lo logramos seremos más felices o podremos descansar, pero no hace más que crearnos inmensas ansiedades. El deseo no tiene por qué ayudarte. Es más, te puede lastimar a ti y a los demás, pero tú lo seguirás anhelando.

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