
Somos animales, mamíferos, y más concretamente, primates. Tenemos necesidades básicas o esenciales que debemos saciar. Si no lo hacemos, sufrimos. Necesitamos comer, beber, descansar, respirar, sentirnos protegidos, no pasar frío, saciar impulsos sexuales, no sentir dolor y ser aceptados por nuestro entorno con respeto de lo que somos.
También existe una definición social de nosotros mismos. El grupo en el que nacemos “nos crea”, influye en como percibimos la realidad, los acontecimientos que surgen, como reaccionamos ante ellos, y por tanto, nuestro sufrimiento. No sólo nos crea, también nos define: somos hijos, padres, religiosos, empleados… Podemos sufrir por ello si interfiere con nuestras necesidades como animales.
Para garantizar un mejor acceso a los recursos, nos organizamos en grupos o sociedades, como el resto de los primates, y nos repartimos las tareas. Así, algunos individuos se dedicarán a recoger alimentos, otros a la defensa, algunos a educar, al cuidado de la salud…
Nuestra organización social, en un primer momento pretende un mejor acceso a nuestras necesidades esenciales como animales, pero igualmente puede interferir en el la obtención de las mismas. En no pocas ocasiones, nos las puede incluso negar tajantemente, ocasionándonos sufrimiento. Podemos vivir en sociedades en las que los gobiernos no proporcionen una correcta distribución de los recursos y donde acceso a la comida y bebida sea prácticamente imposible. Si nacemos en un entorno donde el sistema sanitario es insuficiente, no recibiremos una adecuada atención médica. Podemos hallarnos en sociedades que permanentemente envían a sus miembros a guerrear, y por lo tanto, los habitantes sufrirán las consecuencias en forma de lesiones constantes y la muerte de sus seres queridos además de un temor y ansiedad constantes.
Pero no sólo por el mal reparto de recursos o la excesiva violencia es por lo que pueden sufrir los habitantes de un sistema. Además de tareas y funciones distribuidas entre los habitantes, también se tiende a compartir ideaciones o creencias (transmitidas como opcionales o tajantemente implantadas), que igualmente están directamente relacionadas con el sufrimiento de la población. Una de las necesidades esenciales es ser aceptado por el grupo del que se forma parte sin discriminación por la propia naturaleza, es decir, por las características intrínsecas o inmutables del individuo, como pudier ser el sexo, la raza, orientación sexual, etc. No hace falta explicar como una sociedad produce dolor cuando permite o promociona que aquellas personas pudieran ser humilladas, agredidas e incluso asesinadas.

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